Hace unos días volví a ver la película La Strada de Federico Fellini. Como ocurre a toda persona que ve esta película el corazón se le conmueve y uno piensa sobre la profundidad de la persona humana. Las personas se conocen, se necesitan, se usan, pero toma tiempo reconocer que necesitamos al que tenemos al lado.
Se me ocurre plantear que La Strada, además de poder ser traducida al español como "la calle" puede ser "el camino", sin dejar de ser fieles a la lengua italiana.
La película está lejos de ser una película de carreteras, al estilo de Hollywood, sin embargo, presenta la vida de personas en el camino, a la intemperie y enfrentando el día a día. Los personajes actúan y se encuentran en relaciones muy cotidianas y simples, pero es en esos espacios donde se dicen cosas bellas y profundas o se hacen daño. La Strada te ayuda a reconocer que en nuestra "realidad", entiéndase el día a día de cada uno, se puede encontrar la palabra que da sentido. De este modo, "Il matto" le dice a Gelsomina: "en esta vida todo sirve para algo, todo tiene un propósito". No estamos lanzados sin ninguna razón.
Sería bueno reconocer el sentido de nuestra existencia, el cual pasará por la vida de los otros. Gelsomina lo reconoce en el ser estrella, realizar una actuación, ser una viajera, hasta en la misma vida de Zampanò.
