jueves, 31 de marzo de 2011

La misión a Pampa Cangallo (Ayacucho) me ha servido en tres aspectos:


1. En lo personal: me ha hecho sentir una mejor persona, me he dado cuenta que puedo ser muy útil desde muchas áreas; he descubierto cualidades que no imaginaba que las pudiera tener.
2. Con las personas que ayudamos: me ha permitido poder transmitir conocimientos, experiencias y cosas que uno considera simples y que son muy importantes para otros. He descubierto que todos tenemos mucho que dar y así como damos recibimos inmensamente. Cuando das sin esperar recibir nada a cambio recibes felicidad por mil.
3. Con el grupo de la UP: sensacional, me siento orgulloso de haber estudiado en una universidad donde estudia gente de la calidad de los que hemos participado en la misión. Muy responsables, comprometidos, “A1”, divertidos, EXCELENTES PERSONAS.
4. En lo profesional: uno se pregunta, para qué estudiamos o trabajamos sino tenemos un impacto trascendente con nuestros hermanos. Otra pregunta que me surge es cómo entender que por la ambición de unos cuantos haya muerto tanta gente inocente que no tenia nada que ver en el pleito, tantas violaciones, maltratos, abusos y cómo a pesar de todo esto nuestros hermanos están saliendo adelante con mil ganas de hacer algo por sus familias.
Autor: Frank Salvá

jueves, 17 de marzo de 2011

Descubriendo y dejándose conquistar por Pampa Cangallo (Renzo Maldonado)


La aventura se inició cuando un amigo cercano me comentó su experiencia en la misión a Cangallo 2010. Existía la emoción del viaje, pero no lograba sentir, lo mismo que él al contarme con tanta pasión lo que había vivido. La invitación se dio para diciembre pero por motivos de agenda no se concretó hasta finales de febrero. Las reuniones de preparación y organización no mostraban la verdadera dimensión de la situación que íbamos a enfrentar, a pesar de las ganas y optimismo que le poníamos semana a semana mientras más compañeros se animaban a emprender este viaje.
A pesar de que ya conocía un poco la zona y sabía que era un pueblito de paso hacia su provincia capital, no imaginaba la situación escolar con la que me iba a encontrar. No deseo ser sensacionalista porque también llegué a conocer niños muy instruidos y curiosos, pero es triste saber que todavía hay provincias en el Perú donde los niños a pesar de tener la oportunidad de estudiar no lo hacen, porque para sus padres o tutores es más beneficioso hacerlos trabajar en el campo.
Nos embarcamos 8 compañeros en un bus con destino hacia Huamanga (Ayacucho), recorriendo 562 km. y pasando las punas de Taccrapunta y Apacheta. Luego tomamos un colectivo para trepar el cerro Toccto y asomarnos a las sábanas verdes de Pampa Cangallo, casi a 100 km, con una carretera muy poco envidiable. La travesía fue larga acompañada de lluvias y truenos que para varios eran experiencias nuevas.
El trabajo empezó a la mañana siguiente con una afluencia aproximada de 50 a 60 niños de diferentes edades. El trabajo fue repartido en tres grupos, tratando de homogenizar y graduar sus conocimientos e inquietudes. Me tocó dirigir el grupo mayor junto a un gran compañero, Frank Salva. Pasaron los días y se fueron sintiendo dificultades y obstáculos desde aprender a convivir con 7 personas desconocidas, afrontar el frío y las lluvias puntuales, desconocer que el único proveedor de alimentos era una feria que se realiza todos los miércoles hasta organizar el trabajo con los niños porque no todos estaban con la misma formación. Tal es el caso de Miriam, niña de 11 años (lado izquierdo en la foto), que mientras se intentaba leer y discutir un texto, sólo lloraba y se escondía bajo el papel para disimular que no sabía leer ni escribir por estar obligada a trabajar en el campo y cuidar a sus vaquitas. No se pudo lograr enseñarle por completo, pero intentamos dejarle la curiosidad y hacerle entender que leyendo no podrá ser engañada en la vida y hará valer sus derechos. Así, hubo otros casos que me enseñaron y humanizaron.
La experiencia fue exquisita, no sólo pude ayudar a niños que querían aprender sino conocí gente maravillosa; logrando encontrar muy buenos amigos, que entre risas, chacota y seriedad, reconocí que todos fuimos con el propósito de enseñar y dejar que nos enseñen. El viaje dejó huellas indelebles en mi vida, que estoy seguro van a afianzar mi crecimiento como persona y profesional. Si tuviera la oportunidad de regresar el próximo año: ¡¡lo volvería a hacer!!
Renzo Maldonado Oré (2008112967)

martes, 15 de marzo de 2011

Juan Carlos cuenta su experiencia en Pampa Cangallo



Esta experiencia me ha servido mucho para crecer como persona, tanto en mi visión de futuro profesional al igual que en la calidad de persona que soy. Esta experiencia me ha llevado a agradecer todo lo que nos regala Dios, en especial, por las personas que he tenido el agrado de conocer en este viaje, ya que de otra forma no los hubiera conocido, cada uno diferente, con puntos de vista distintos, que al final se unieron por una causa común, ayudar a los niños y a los apicultores.

Nunca me imaginé que me encariñaría con los niños, y al final, ellos lo lograron. Ver sus caras sonrientes, los gestos de afecto, y el entusiasmo que ponían por aprender te dejaba el corazón contento.

El hecho de convivir con personas totalmente diferentes, extrañas, de diferentes edades, tanto mayores como menores, ayuda mucho, ya que te tienes que adaptar a ellos, sin perder tu esencia, ellos dejan huellas en ti, como tú en ellos; la amistad nunca se pierde, el que ha encontrado una amigo ha encontrado un tesoro, y yo encontré a siete en este viaje.

El ayudar a los apicultores fue una grata experiencia, el emplear el “gran o poco” conocimiento adquirido para ayudar a otras personas es muy gratificante, al igual que uno valora todo lo que le han dado y se da cuenta lo mucho que le falta.


Juan Carlos Gonzales Reátegui
2007114699

miércoles, 9 de marzo de 2011

jueves, 3 de marzo de 2011

Misión en Pampa Cangallo 2011


Muchas veces en el transcurso de nuestros días nos preguntamos: ¿cómo ayudar a nuestro país para que pueda crecer en un ambiente con valores y, a la vez, tener un desarrollo constante para los peruanos? Hace muy pocos días pude contestar esta pregunta con una experiencia que no sólo cambió mi manera de ver las cosas sino que también pude ampliar mis conocimientos con las experiencias contadas por los apicultores (productores de miel de abeja) de la zona de Pampa Cangallo y las respuestas de mis amigos a los problemas planteados.
La misión en Pampa Cangallo fue una de las experiencias más gratificantes en mi vida. Aprendí a valorar la sencillez de los niños y el arduo trabajo realizado por los apicultores. A pesar del frío y las lluvias que nos sorprendían durante el día, los niños nos animaban a seguir con una sonrisa o un fuerte abrazo que reflejaba la gratitud y el cariño que en tan poco tiempo pudo darse recíprocamente entre nosotros. Por otro lado, los apicultores pusieron la confianza en nosotros de poder ayudarlos a que su negocio pueda crecer y encontrar nuevas visiones de progreso y desarrollo.
Se puede hablar de tantas cosas en esta experiencia que no me alcanzaría las palabras para describirlo, sólo puedo decir que durante esa semana conocí a grandes personas que siempre las tendré presente en mis oraciones y espero volver a verlas muy pronto y compartir nuevas experiencias junto a ellas.
Luego de esta experiencia pude darme cuenta de lo importante que es que cada uno de nosotros pueda compartir sus conocimientos y opiniones con los demás, es así como aprendemos nuevas cosas y es así también como nuestro país encontrará el desarrollo y los valores que tanta falta le hacen.



Jorge David Salas Vigo
Universidad del Pacífico (Tercer Ciclo)