sábado, 10 de octubre de 2009
Naturaleza y espiritualidad
Desde hace buen tiempo vengo "dándole vueltas" a la relación que existe entre naturaleza y espiritualidad. El primer tópico sería la Creación, aproximación bíblica que muestra un Dios que nos dice que el mundo es bueno. Otro espacio serían los salmos, aquellos que hablan de la naturaleza y cómo Dios se relacionó con los seres humanos.Sin embargo, a mi me gustaría subrayar la necesidad de aproximarnos a la naturaleza de otro modo.
Para algunos, la naturaleza ha sido un lugar para escapar de la vida urbana. De este modo, la naturaleza se vuelve un espacio de silencio y encuentro consigo mismo. En este caso, el ser humano se vuelve fuertemente sensible del mundo que lo rodea.
En cambio, para otros, la naturaleza se vuelve un espacio que sirve de camino para llegar a un punto, a un lugar esperado. Esta posibilidad implica caminar, atravesar distancias y dirigirse a una meta. Esta segunda opción asume el esfuerzo físico como un modo de oración, una manera de aproximarnos a Dios. El cuerpo alaba a Dios.
Me atrevo a pensar que todo peregrino, quizás inconscientemente, asume que el esfuerzo y la dureza del clima forjan la voluntad del que asume una respuesta al llamado recibido.
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